viernes, 6 de junio de 2014

Una buena renciliación

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1).

¿Sabe lo que quiere Dios para usted hoy?  RECONCILIACIÓN
RECONCILIARSE, no es solamente el decir: “Voy a hacer las paces con Dios.” Es más bien decir: “Voy a hacer las paces con mis hermanos y hermanas.”

 Cuando estamos reconciliados, el avivamiento viene, seguido de regocijo. Pero no cualquier clase de regocijo: habrá el gozo del Espíritu Santo cuando sabemos que no hay ningún estorbo entre nuestra alma y Dios, y ningún problema entre nuestra alma y un hermano o hermana. ¡Gozo indescriptible!
¿Ha tenido alguna divergencia con alguien de tu familia? ¿Está separado o separada de tu cónyuge? ¿Están rotos los lazos de amistad con alguien? Reconcíliese ahora mismo.



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