¿Sabe lo que quiere Dios para usted hoy? RECONCILIACIÓN
RECONCILIARSE, no es solamente el decir: “Voy a hacer las paces con Dios.” Es más bien decir: “Voy a hacer las paces con mis hermanos y hermanas.”
Cuando
estamos reconciliados, el avivamiento viene, seguido de regocijo. Pero no
cualquier clase de regocijo: habrá el gozo del Espíritu Santo cuando sabemos
que no hay ningún estorbo entre nuestra alma y Dios, y ningún problema entre
nuestra alma y un hermano o hermana. ¡Gozo indescriptible!
¿Ha tenido alguna divergencia con alguien de tu familia? ¿Está separado o
separada de tu cónyuge? ¿Están rotos los lazos de amistad con alguien?
Reconcíliese ahora mismo.
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