Dios permite que pasemos por diferentes tribulaciones, Dios no las
produce, pero si las permite. El propósito principal de estas situaciones es
hacernos reconocer nuestra necesidad de Dios, para que busquemos su presencia y
recibamos de Dios el consuelo y el aliento para soportar las pruebas.
La Biblia nos dice: “para que nosotros podamos consolar también a los que
sufren, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado a nosotros” (2 Corintios
1:4)
Así damos a los demás el mismo amor que Dios nos ha dado a nosotros. Recibiendo el consuelo de Dios, podremos consolar a otros.
Así damos a los demás el mismo amor que Dios nos ha dado a nosotros. Recibiendo el consuelo de Dios, podremos consolar a otros.
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