Había un hombre que amaba estudiar la Biblia,
cuando encontraba algo que no entendía, le preguntaba a su amigo Carlos: “¿Qué
significa este versículo?” Un día, durante su estudio bíblico, el Espíritu
Santo le dijo: “¿Por qué no me preguntas a Mí? Yo soy el que le enseño a
Carlos.”
Gracias por los maestros que enseñan la Palabra de
Dios, pero el mismo Dios que enseña a esos hombres y mujeres, quiere
enseñarnos también. Cuando leamos la Biblia, pídamos a Dios que nos ayude a
contestar las siguientes preguntas: 1) ¿Hay una lección que debo aprender?; 2)
¿Hay algún pecado que debo evitar?; 3) ¿Hay una bendición que disfrutar?; 4)
¿Hay alguna promesa que reclamar? y 5) ¿Hay algún nuevo pensamiento que debo
llevar?
“Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu
nombre por tu misericordia y tu fidelidad; porque has engrandecido tu nombre, y
tu palabra sobre todas las cosas” (Salmos
138:2).
No hay comentarios:
Publicar un comentario