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El mundo está lleno de personas solitarias:
* Aquéllos que fueron separados por el divorcio o por la muerte.
* Muchos se sienten solos a pesar de estar rodeados por multitudes.
* Nuestro Señor Jesucristo también experimentó la soledad en el desierto y en la cruz, cuando gritó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
Somos hijos de Dios, y debemos recordar que, en nuestra soledad, El jamás se aparta de nosotros. Eso lo afirmas en su Palabra. A veces lo dudamos, pero a pesar de nuestra increduldad, Dios está hay.
"Porque Dios, tu has sido mi socorro; y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Mi alma se apegó tras de ti; tu diestra me ha sustentado." (Salmos 63:7-8)
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