Los pies de Jesús fueron lavados por las lágrimas de una mujer pecadora; tomando el lugar del anfitrión o los siervos, asignados para estos fines, según la costumbre.
Jesús mismo hizo el papel de siervo y lavó los pies de su discípulos dándole ejemplo y mostrarles que ellos deberían tener el corazón humilde de un siervo.
Cuando servimos estamos amando...
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