"Cuando oigáis de guerras y de sediciones, no
os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero;
pero el fin no será inmediatamente." [Lucas 21:9]
Jesús dijo:
"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." [Juan 14:27]
11. FEBRERO. 2013. AMENAZAS SOBRE LA HUMANIDAD:
Desde mediados del siglo 20, algunas declaraciones científicas dejaron entrever el riesgo de destrucción de toda vida humana:
«Por primera vez, desde el origen de la vida en la tierra, una criatura
tiene la posibilidad de aniquilar a miles de vidas y de matarse a sí
misma.
Lo más sorprendente es que la máquina sin alma creada por el
ser humano, llamada civilización, tiene la capacidad de producir ese
escalofriante resultado en poco tiempo».
No queremos comentar esta triste declaración, sino más bien admitir la evidencia.
La Biblia declara que al principio Dios creó el mundo.
Su deseo era que el hombre fuese feliz, pero al buscar su
independencia, el hombre desobedeció a su Creador y el pecado entró en
el mundo.
A partir de ese momento el hombre tiene pendiente un juicio irrevocable: La muerte, la paga del pecado.
Desde entonces, los conflictos y las guerras no han cesado de golpear a la humanidad.
La Palabra de Dios nos advierte que el mundo tendrá un final (2 Pedro 3:10).
Estas advertencias, aunque sean muy graves, no deben desanimarnos; al contrario, deben llevarnos a volvernos a Dios.
La Biblia nos indica con insistencia el camino de la salvación:
Jesucristo vino a la tierra para salvar a los que confían en él.
Si el mundo está amenazado de tal manera, el que cree se halla al
abrigo y descansa, por medio de la fe, en el amor y el poder de Dios.
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