lunes, 14 de octubre de 2013

"Nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír." [Eclesiastés 1:8]

"Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento… Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto." [1 Timoteo 6:6-8]

13. JULIO. 2013. ENCONTRAR UNA RAZÓN DE VIVIR:

¿Podemos encontrar en este mundo gente satisfecha? En todas partes la gente exige, protesta… Y los más pudientes, que no deberían reclamar nada, a menudo son los más ávidos de novedades.

Esta insatisfacción generalizada también se manifiesta en el cambio incesante de las modas, en la forma de vestir, de divertirse, de alimentarse… Es el torbellino acelerado de los deseos y de la exasperación de las exigencias. En el fondo de todo esto, no hay ninguna satisfacción real.

“Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja” (Proverbios 14:13). 

Las alegrías se evaporan, los placeres pasajeros a menudo tienen un mañana amargo; los sufrimientos, el duelo y la muerte siempre están ahí. 

“Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Eclesiastés 1:2).

¡Qué contraste con la persona que halló en Jesucristo una razón de vivir! Jesús es quien “sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta” (Salmo 107:9); él “sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Salmo 103:5).

Incluso en la tristeza, el creyente siempre puede tener paz; en la pobreza, puede enriquecer a otros compartiendo con ellos las verdaderas riquezas. “Como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” (2 Corintios 6:10).


martes, 8 de octubre de 2013

"(Jesucristo)… os llamó de las tinieblas a su luz admirable." [1 Pedro 2:9]

"Anunciad de día en día su salvación. Proclamad… en todos los pueblos sus maravillas." [Salmo 96:2-3]

21. JULIO. 2013. MARAVILLOSO Y ADMIRABLE:

En la Biblia, las palabras «maravilloso» y «admirable» son empleadas muchas veces con respecto a los proyectos de Dios para la humanidad y en lo concerniente a Aquel que vino a cumplirlos, es decir, Jesucristo. 

El Antiguo Testamento habla del “único que hace maravillas” (Salmo 72:18), que hace maravilloso el consejo y engrandece la sabiduría (Isaías 28:29).

Ocho siglos antes de la venida de Jesucristo, Isaías anunció que Dios deseaba traer la luz a este mundo asediado por la muerte, y que un día un niño nacería, el cual traería un mensaje de paz y perdón. El profeta precisa que sería llamado “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6), “Emanuel”, Dios con nosotros (cap. 7:14). Además añadió: “Destruirá a la muerte… enjugará el Señor toda lágrima de todos los rostros” (cap. 25:8).

Esas maravillosas promesas se cumplieron cuando Cristo vino en la forma de un niño. Jesús es el maravilloso nombre de Aquel que hizo visible en la tierra a ese Dios que nadie vio jamás, pero que había dado a conocer con mucha antelación sus maravillosos pensamientos respecto a la humanidad. 

Incluso sus enemigos debieron haber reconocido “las maravillas que hacía” (Mateo 21:15) y haberse arrodillado ante tal evidencia: “Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer” (Juan 9:33). 

Aunque fue rechazado en la tierra, hoy está vivo. 
Él es el único medio para ser salvo. 
Él es el fundamento de la Iglesia que Dios construye (1 Pedro 2:4-10).


domingo, 6 de octubre de 2013

"Jesucristo… a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos… en ningún otro hay salvación." [Hechos 4:10-12]

"Tu Palabra es verdad." [Juan 17:17]

10. JULIO. 2013. LA SINCERIDAD:

¡Lo importante es ser sincero! 

Esta es una frecuente escapatoria cuando se habla sobre la fe. 
¡Por supuesto, es mejor ser sincero que hipócrita o farsante! 
Pero la sinceridad no es suficiente. 

Puedo estar sinceramente convencido de que una escalera es sólida, pero eso no le impedirá romperse si está carcomida.
A la sinceridad debemos añadir la verdad. Esto es obvio en la vida diaria, pero es aún más importante en el ámbito moral y espiritual. 

La verdad existe, no tememos afirmarlo, aunque corramos el riesgo de ser tildados de intolerantes o de mente cerrada. 
Busquémosla sin dejarnos detener por ningún obstáculo.

Es cierto que la verdad respecto a Dios, al más allá, a nosotros mismos y a nuestro origen está fuera del alcance del hombre que sólo depende de sus propios recursos. Pero Dios habló y Jesucristo dijo acerca de él: “Tu Palabra es verdad” (Juan 17:17). 

La Biblia, la Palabra de Dios, comunica lo que es inaccesible a nuestra inteligencia limitada, especialmente en el ámbito moral.
Cuando leemos la Biblia humildemente y con fe, Dios se revela a nuestra mente. Todo lo que Dios nos da a conocer es la verdad. 

No busquemos la enseñanza de una religión. La verdad no es una religión ni un sistema de pensamientos; es una persona: Jesucristo, el Hijo de Dios. Conoceremos la verdad sobre Dios, sobre nosotros mismos, sobre el sentido de nuestra vida y sobre el más allá, si creemos en Jesucristo, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6).


sábado, 5 de octubre de 2013

"El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma… oh Señor." [Salmo 138:3-4]

"Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás." [Salmo 138:7]

5 SEPTIEMBRE 2013 DIOS RESPONDE A NUESTRAS PREGUNTAS:

¿Por qué la prueba? ¿Por qué la enfermedad y el duelo? ¿Cómo explicar el sufrimiento diario? 

Para algunos, Dios es el gran responsable, pues si existe, ¿por qué no interviene?

La Biblia, la Palabra de Dios, es la única que puede dar una verdadera respuesta al misterio del sufrimiento. La muerte, presente siempre en la tierra, la violencia y la corrupción moral manifestada de tantas maneras, son las consecuencias del pecado que un día “entró en el mundo” por el hombre (Romanos 5:12). 

Ese pecado está ligado a la naturaleza humana. 
Prisionero de su condición de pecador, el hombre es incapaz de liberarse de esta triste situación.

Pero la Biblia también nos enseña que Dios ama a todos los seres humanos. 
Por amor a nosotros dio a su Hijo unigénito, Jesucristo, para liberarnos de nuestra condición de pecadores y darnos la vida eterna. 

Mediante su Palabra, Dios derrama su luz sobre un mundo lleno de interrogantes. 
Da una respuesta decisiva a nuestras preguntas y la solución a nuestra miseria moral, pues Dios nunca minimiza el sufrimiento y la desdicha humana.

Numerosos cristianos que atraviesan situaciones difíciles como el duelo, enfermedades o pérdidas, han experimentado que en medio del sufrimiento, la proximidad del Señor Jesús los reconforta y los llena de una paz interior. 

Esperan confiados la respuesta definitiva, la liberación final mediante la resurrección.
“Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18).



jueves, 3 de octubre de 2013

"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan." [Mateo 7:13-14]

3 SEPTIEMBRE 2013. UN CAMINO Y UNA PUERTA VISIBLE PARA LA FE:

«Los hombres trazan caminos cada vez más visibles.
Las autopistas, por ejemplo, llaman nuestra atención mediante obras de arte que atraviesan con audacia todos los obstáculos, por esas poderosas trayectorias a través de campos y bosques.

Sin embargo hay senderos que permanecen escondidos, por ejemplo en la montaña. Están tan escondidos que sólo los vemos si caminamos por ellos». P. Zeissig

Jesús también habla de un camino. ¿Qué dice de él?

Pocos son los que lo hallan. Sin embargo, es el camino que lleva a la vida. Su entrada es la puerta estrecha. Es estrecha porque para pasar por ella tengo que renunciar a mi egoísmo, a mis pasiones, a mis pretensiones…

Encontrar esta puerta significa poner todo al desnudo bajo la luz divina. Para hacerlo debo ir a Jesús tal como soy, reconociendo que necesito su gracia y su perdón. Entonces mi carga caerá, pues Jesús sufrió el castigo por mi culpa. Su paz reemplaza mis angustias.

Si Jesús es la puerta, también es el camino para el creyente. Su vida descrita en los cuatro evangelios ilumina mis pasos. Dios es amor y luz. La vida de Jesús fue la perfecta transcripción de ello.

¡Ésta es la senda de mi vida!

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo” (Salmo 16:11).


miércoles, 2 de octubre de 2013

"La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad." [Romanos 1:18]

"Nuestro Señor Jesucristo… el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo." [Gálatas 1:3-4]


2 OCTUBRE 2013. LA CONTAMINACIÓN:

Más grave que la contaminación física es la contaminación moral y espiritual que invade por todas partes el mundo actual: egoísmo, codicia, degradación moral, violencia, ateísmo, ocultismo…

Todo esto fue mencionado en una carta escrita por Pablo a los romanos hacia el año 58. Inspirado por Dios, Pablo reveló la causa de esta situación y dio el remedio:

–¿Cuál es la causa?

Los hombres se levantan contra Dios. “Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias… Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:21-22).

Dios no hizo de nosotros unos robots: si no queremos hacer su voluntad, nos deja hacer la nuestra. Dios entregó al hombre rebelde a la impureza, a las pasiones infames y a la inmoralidad (v. 24, 26, 28). ¿Es desagradable oír esto?

Sin embargo, tal es el retrato de la humanidad: los periódicos, las revistas, el cine, la televisión e Internet reflejan cada día ese cuadro.

–¿Cuál es el remedio?

La fe en el Evangelio de Jesucristo, poder de Dios para salvar a todo el que en Él cree (v. 16).

Hoy más que nunca, jóvenes y menos jóvenes llegan a la conclusión de que la droga, la pretendida libertad sexual, los nuevos estilos de vida y la violencia sólo han hecho aumentar sus frustraciones y su desesperanza.

Pero aún hoy el Señor Jesús ofrece el perdón y la vida eterna.
Quiere liberar de la esclavitud del pecado a quienes lo escuchan, y así dar un sentido a su vida.